31 octubre 2010

Mi futuro sadico y sangriento

Ahora entro a la habitación sudando, con los nervios a flor de piel y las manos llenas de sangre, me veo al espejo, también hay sangre en mi ropa. Tengo la cara pálida y unas grandes ojeras, y al examinarme realmente pienso que tengo cara de loca. Me doy cuenta que en mi mano siguen las tijeras que clave en aquel hombre. Me pregunto que sentirá su familia sobre lo que hice. Recuerdo a sus hijos, gemelos de 8 años, picaros y tiernos, la ultima vez que vieron a su padre lo abrazaban y lo besaban.
Y su esposa, le he quitado un peso de encima a esa mujer, aunque no pido un agradecimiento, nunca lo recibo. La pobre mujer tenía que cuidar de su esposo demasiado, siempre estaba preocupada, pero ya no mas.
Es un trabajo muy laborioso el mío, planear todo poco a poco, estudiar todos los pasos de la persona para una mayor precisión, pero a veces se necesita mas que nada una respuesta rápida y listo. Se requiere de mucha limpieza ya que es un trabajo sucio, ustedes entienden hay demasiada sangre, hay que limpiar las herramientas, la ropa, el lugar, etc.
Muchas veces tengo que trabajar de noche, cuando se dice que todo está tranquilo, pero yo sé que en realidad a veces las noches pueden tener mas actividad que el día.
Recuerdo que la última vez me tocó trabajar con la droga, utilizamos morfina, y realmente veo que es toda una ciencia calcular la cantidad exacta, inyectarla poco a poco y ver como sus ojos se cierran y la persona cae en un sueño profundo.
Pero no siempre he sentido esta admiración por lo que hago, al principio me era muy difícil clavar un cuchillo y deslizarlo por la piel viendo cómo todo se torna color rojo, técnicamente eso es. Ya me he acostumbrado algo, mas no creo lograr hacerlo del todo nunca.
También es inquietante ver las caras de las personas, el miedo, la angustia y los nervios, todo se nota en sus expresiones, el temor en sus ojos, me hace dudar a veces y siento que no podré hacerlo.
Lo ven, en mi profesión no tenemos corazón de hielo o piedra, tenemos sentimientos solo que nos sobreponemos y seguimos adelante, porque alguien tiene que hacerlo.
Poca gente entiende realmente mi trabajo, y se preguntan muchos por qué. La respuesta es sencilla, no es por el dinero como muchos creen, es el sentimiento que se tiene después de todo el esfuerzo.
Y confirmo este pensamiento al salir y entrar en un cuarto y ver a esos lindos gemelos abrazando a su padre, y a la esposa que no tendrá que cuidarlo, porque su corazón ya funciona y ya puede cuidarse solo.
Si, esta es mi profesión, soy una doctora y estoy orgullosa de lo que hago, porque no sólo salvo vidas, sino que también las mejoro, y lo hago sin esperar nada a cambio. Y por mas sucio o difícil que suene sé que puedo lograrlo y algún día sabré lo que es realmente salvar una vida.

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