21 noviembre 2010

Princesas siamesas

Erase una vez, en un reino muy lejano, donde nacieron dos princesas siamesas, unidas por un costado, con dos cabezas, cuatro piernas, cuatro manos.
Las pequeñas crecieron ocultas en el castillo, la familia real temia que fuera desconcertante para el pueblo y que ocasionara una crisis de duda y desconfianza en el futuro gobierno.
Las niñas lejos de toda la realidad, crecieron soñadoras, y dependientes la una de la otra. La "mayor" por sólo 3 minutos, organizaba juegos, y fue la guia de la menor, le enseñó a escribir, a columpiarse, y a sobrevivir.
Y es que a pesar de ser una misma persona, eran muy diferentes, y con el tiempo las diferencias crecieron mas nunca las separaron.
Por la falta de tecnologia en el reino, y mas por el secreto que era la condición de las siamesas, nunca supieron qué era lo que las unia exactamente, a veces parecia que la mayor no tenia estomago, pues comia mucho sin llenarse y era como si la siamesa engordara. Otras parecia que la menor tenia la memoria, ya que la otra vagaba distraida por el mundo. Cuando llegaron a la adolescencia, parecia que la mayor tuviera el higado ya que si podia procesar el alcohol y la otra no.
La mayor era una artista, soñadora pero muy fiel a sus principios, siempre canturreaba (lo que molestaba en extremo a la pobre siamesa que tenia que escucharla todo el dia), si tenia un don musical, y de dibujo, y era excelente armando y desarmando todo. La menor era mas independiente (hasta donde los dos cuerpos la dejaban), tenia un caracter mas duro por fuera y blando por dentro, toda una joven "aldente".
Los años habian pasado, y era tiempo de empezar a preocuparse de quién de las dos seria la heredera. La familia real, en un arranque de desesperación, le pagaron a unos gitanos quienes prometieron que en sus tierras habia alguien que podia separarlas, dejando a las dos vivas.
Asi las princesas viajaron por varios años, realizando actos como paga para su comida y alojamiento con los gitanos. Como era de esperarse, la mayor descubrió en este estilo de vida una pasión, adoraba los paisajes nuevos, las playas, la vida de libertad. La menor, tenia la intención de siempre, de regresar a casa y ayudar a gobernar su reino, que habia estudiado mucho las costumbres gitanas y convivió con el aprendiz de médico brujo, soñando llevar formas de curar a la población de su reino que tanta falta les hacian esos nuevos conocimientos.
Poco antes de llegar al pueblo gitano, al ver sus talentos, la mayor recibió una oferta para viajar con otro grupo, que se dedicaba a crear, arreglar y armar objetos en los pueblos, el sueño de la princesa, quien, a pesar de que extrañaria su reino sintió que era el momento de abrir las alas y lanzarse a la aventura soñada.
Por fin llegaron al pueblo gitano, y el médico brujo durmió a las princesas para serpararlas.
La menor pensaba que siempre habia deseado la libertad de ser ella misma, única e independiente, que podria dormir sin que la despertaran, utilizar el baño sola, no escuchar el incesante canturreo, tener que cuidar y preocuparse por su siamesa distraida, ser su agenda, su reloj, podria elegir qué hacer y a dónde ir, dejaria de ser impuntual por culpa de su hermana.
Pero seria una amputación real, no sólo se alejaria un poco, viajaria por otro camino que las mantendria separadas mas de lo que jamás habian estado. Invadió repentinamente la sensación de que estaria sola, nadie con quién platicar en el anochecer, con quien jugar, ni darle consejos, ni pedirselos, con quien reir, llorar, gritar, o simplemente estar. El temor de que nunca habria nadie que la fuera a conocer tan bien, sin su cascarón, y que siguiera queriéndola. El conocimiento de que lo que mas odiaba seria probablemente lo que mas extrañaria. Le amputarian la parte mas imprescindible de si misma....

1 comentario:

MarArenas dijo...

Circe nos lleva de la mano a vivir la complicidad entre quienes se complementan precisamente con sus diferencias. Un relato lleno de matices que dan relieve a la historia de una relación conmovedora. ¡Muchas gracias!