08 diciembre 2010

La princesa y sus paredes

Erase una vez una princesa, que cuando era una niña el reino donde vivía estalló en guerra. Un día, el enemigo llegó dentro del castillo, la princesa asustada se escondió entre dos paredes, intentó hacerse sorda al sufrimiento pero escuchó como herían a su familia, quería estar ciega y no ver las propias heridas que ella tenía, pero pudo ahogar su llanto entre esas dos paredes. Tanto fue el tiempo entre esas dos paredes, únicas testigo de sus lágrimas, de su debilidad, de sus miedos, y las mas fieles protectoras del daño.
Al salir, se alejó de todo, y a las orillas del reino construyó su casa, de piedras grises como aquellas paredes, no quiso hacer ventanas para que no la vieran. Fuera de esas paredes hizo otras, una muralla alrededor, pero temía que alguien pudiera saltarla así que la mando hacer alta, tan alta que ni trepando 6 dias lograrían pasar.
Pasaron los años, la casa es ahora una torre, rodeada por la muralla mas alta, protegida por capas y capas de piedra. La princesa ve por un pequeño agujero, a todos felices en el reino, a todos aquellos que quisieron brindarle su amistad y se rindieron, pues no es divertido hablarle a una pared. No se puede extender una mano a través de concreto, ni ser cálidos con algo frío, o ser blandos con algo tan duro. Era imposible consolarla sin ver sus lágrimas.
Ahora la princesa, busca alrededor en su soledad, pero no hay nada que encontrar, el vacío a su alrededor la ha dejado hueca. Y todos los miedos que pudo haber tenido se han reducido a tenerle miedo a esas paredes que alguna vez fueron su escudo, su protección. Cómo romper algo que la salvó.

1 comentario:

MarArenas dijo...

Los amigos están para lo que se necesite: hoy de piedra y, si es necesario, mañana de celofán.