06 febrero 2011

La cicatriz de la princesa

Erase una vez, una princesita, que siendo sólo una niña fue víctima de un cruel hechicero. Éste ser malvado la hirió en el corazón, dejándole un dolor constante, y un miedo profundo que recorrería su sangre en escalofríos.
La pequeña niña sobrevivió, pero detrás de su sonrisa se ocultaba y recorría todo su cuerpo el maleficio y aquel dolor. Las cicatrices del pasado te hacen mas fuerte, pero te acompañan siempre. Y ella nunca se sintió una niña normal. Y la sociedad parece hacer parias lo que se salga del contexto.
Ahora, después de varios años, la princesita es una joven bella a su manera, con muchos dones que ofrecer, una sonrisa tan sincera, una pasión por ayudar a otros, pero una mirada profunda e intrigante, de ternura y dolor.
Los hombres la observan de lejos, pero el recorrido del hechizo en su sangre los hace dudar, la herida en su corazón les es desagradable, y se quieren alejar. Temen que sea contagioso, lo fuera de lugar, lo diferente les hace dudar como parte de la sociedad, lo desconocido les hace temer un destino que podría ser aventura.
Todos se mantienen distantes, y la soledad de la princesa es como sal a su herida, que crece y la destruye poco a poco.
Todavía los hombres se preguntan, cómo puede estar sola si tiene tanto que ofrecer, los mismos que la rechazan se lo cuestionan, la ironía de esto le provoca un enojo que se descarga en risa.
Y es que todas las heridas se curan con compañía, todo dolor se apacigua con cariño. Y cuando llegue un caballero lo suficientemente valiente para contrarrestar el maleficio, ese botón se hará flor, y la belleza que mostrará los cegará.