09 octubre 2015

La princesa vasija

Circe Sol

Crea tu insignia La princesa vasija Erase una vez una princesa, la menor de 5 hermosas hermanas, creció siempre bajo la sombra sin querer llamar la atención escondida en un rincón. Sus hemanas, eran consideradas las mas bellas de todos los reinos, rubias, esbeltas, y con grandes talentos para la música y las artes, con una risa angelical, y modales impecables. En cambio, la princesita era morena, de facciones finas, sonrisa picara, traviesa, y diciendo lo primero que le viene a la cabeza. A pesar de que en realidad era muy bella, nunca considero serlo, y a pesar de que tenía muchos talentos ocultos, no lograba encontrarlos. En el reino vecino había un principe, el menor de 5 hermanos trabajadores y ambiciosos. Él, al ver lejano su mando en el reino, era distraido, siempre metido en sus propios pensamientos, soñador, y también muy atractivo. La princesa estaba enamorada de él, pero no había lugar para ella ni en su cabeza, ni en su corazón, ni en su vida. Y era una pena, porque en realidad, para ojos externos y objetivos, la princesa era todo lo que el principe necesitaba, compartian gustos, pasiones, y las pocas veces que hablaban juntos se notaba una quimica y una conexión perfecta. Después de muchas noches que la princesa le pedía a la luna y las estrellas que el príncipe se fijara en ella, decidió irse por un camino diferente, mas oscuro. Uno de los talentos de la princesa era la magia, tanto blanca como negra, generalmente usaba la primera, pero esa noche tomó medidas desesperadas. Realizó un conjuro complejo, sin embargo las cosas no salieron como ella pensaba. Tras una luz cegadora, y un humo blanco, en el lugar donde estaba la princesa apareció una vasija, grande y hermosa, con una mezcla entre estilo oriental y griego, muy detallado, negro, con imagenes en azul y bordes de plata, tenía brillo y vida, como si fuera un espejo que a través de sus gráficos contaba mil historias en una, transmitía sentimientos mas que sensaciones. Y hasta abajo una leyenda que decía "Hasta que recibas el valor mas grande". Eso fue lo que vio uno de los sirvientes al entrar en la habitación, y decidió llevarla a la frontera con el reino vecino, y ahí la vendió. Su comprador, dueño de una tienda de antigüedades colocó la vasija entre cientos de objetos desorganizados en un pequeño espacio reducido. Pasó el tiempo, la princesa perdió la cuenta, viendo poca gente entrar a la tienda, y mucha menos gente si quiera fijarse en ella como vasija. De vez en cuando lograba proyectarse astralmente y ser testigo de la vida exterior, y aunque su familia la extrañaba, para ella las cosas seguían igual, y como de costumbre su principe soñador, a solo unas calles de la tienda de antiguedades seguía sin percatarse de su existencia, y ella desesperada soñando que el la encontrara para darle su valor mas grande y su amor para romper el hechizo. Con tanto tiempo para ella, y tanta introspección, poco a poco iba apreciando su belleza tanto como vasija, como lo había sido siendo persona, sus talentos, sus habilidades. Un día, un anciano la observó durante horas, la esperanza de salir de esa tienda la alegraba, regresó varios días el anciano, pero después dejó de visitar la tienda. En una proyección astral logró encontrarlo, y observó que era un artesano, y trabajaba duramente en un proyecto, que viendo de cerca no era mas que una copia de ella como vasija. Tal vez era su edad, su falta de talento, o simplemente que no era un trabajo sencillo, pero la copia era de una mala calidad, no tenía el brillo ni lo impresionante que tenía ella. Y junto había un anuncio, una subasta que se daría en unos días. Con mucho esfuerzo, la princesa se proyectó al día y lugar de la subasta, sólo para ser testigo de cómo vendían su copia de vasija, y como entre los mas ricos de los reinos peleaban y ofrecian cada vez mas. Era un halago enmascarado. Hasta que se escucha una voz familiar, dando el valor mas alto, su principe. Y así, el principe se llevo la vasija, un regalo para su madre. Y la princesa regresó a la tienda de antigüedades con una melancolía mezclada con furia, y la decepción de que el hechizo no se rompió. Después de días de sufrir, de sentimientos encontrados, tuvo un arranque de inspiración, pensó que para ella aún de vasija merecía un lugar mejor que la tienda, y si iba a estar así por un tiempo indefinido tendría que aceptarlo y seguir, con o sin principe a su lado. Así que decidió viajar, se proyectó a su palacio con su profesor, le dejó una nota con la dirección de la tienda y diciendo que había ahí un objeto digno de recorrer todos los palacios por periodos para su admiración, por ser la vasija perfecta, mágica. Ese fue el momento en el que se rompió el hechizo, se vio a si misma nuevamente como humana en el aula de su profesor, emocionada y contenta se dió cuenta de que el valor máximo sólo podía darselo ella misma.

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